martes, 24 de abril de 2007

Hartos del intrusismo

Ya ha llegado la resaca de la diada de Sant Jordi. La gente ya ha vuelto a la normalidad y ya se ha olvidado de la locura que les invadió el pasado lunes, de esa sed insaciable por los libros y la literatura en general. Cada año suben las ventas y parece que durante el día mundial de los libros, éstos se vayan a acabar, ya que según los libreros, se venden más libros durante ese día que en todo el año. Entonces, es normal que, al final, la gente acabe un poco saturada con tantos vocablos pululando por el aire.

Pero cómo no, la polémica sobre los libros más vendidos está a la orden del día. En el Top 10 podemos encontrar grandes libros de literatura como el ya muy conocido La catedral del mar de Ildefonso Falcones o novedades como el número uno de ventas Si te comes un limón sin hacer muecas de Sergi Pàmies; o titulillos más mediáticos como Polònia de Toni Soler o Como iba diciendo de Andreu Buenafuente.

Pero una cosa está clara, no todo es literatura. Las obras basadas en los gags de programas televisivos, evidentemente no tienen nada que ver con la gran literatura, ya que son sólo un pasatiempo corriente, hecho con un remix de las bromas televisadas. Pero el problema no está en que los ‘TV show’ produzcan nuevos fenómenos, la pega es que estos pretenden abarcar todos los medios de comunicación.

Al mismo tiempo, no es justo que personas populares (como Buenafuente) se aprovechen de su notoriedad mediática para publicar libros, con el fin de única y exclusivamente sacar provecho. No todo el mundo se puede considerar un escritor, y menos una persona que no escribe íntegramente sus monólogos, sino que es ayudada por diversos guionistas.

Sant Jordi es el día de la rosa y del libro, y no del producto mediático como pretenden algunos

lunes, 23 de abril de 2007

Las Fábulas de Pàmies

Para Sant Jordi, un pequeño consejo.
La última obra de Pàmies habla al ser humano sin moralizar. En situaciones tan extrañas como normales, cada uno piensa de distintos modos. “Me tuve que morir para saber que me querían”, asume uno; “Quiero ser normal”, aclama otro; “Un día me tiro”, sueña uno; “Si se refugia en esta rutina es por miedo a enfrentarse a las circunstancias de la vida”, se burlan otros; “Me despierto con unas ganas tremendas de llorar, pero como tengo mucho trabajo ya lloraré más tarde”, se resigna uno.

Todo esto, y mucho más, se explica en el libro Si te comes un limón sin hacer muecas del autor catalán Sergi Pàmies. Célebre por las obras: La gran novela sobre Barcelona y El último libro de Sergi Pàmies, a este escritor le gusta remover la angustia, la soledad, la muerte y, en general, todos los problemas adherentes a la condición humana para evitar que estos nos sumerjan. Además, como indica el título de la obra Pàmies es un autor impredecible, ligero y ácido a la vez que refrescante.

En esta recopilación de cuentos breves, el escritor pretende crear un mundo imaginativo partiendo de situaciones, para así ilustrar a los lectores con las grandes complejidades del mundo actual. Cada cuento tiene la dimensión justa. Sin embargo, como también afirma Enrique Vila-Matas en el prólogo, los cuentos son más largos de lo que parecen, porque una vez leídos, estos te siguen habitando, ya que son como una base para hacer reflexionar al lector. Entonces, el escritor consigue a través de una agudeza irónica hacernos desarrollar un sentido crítico de la vida.

Pero, en el fondo, estos cuentos son eficaces porque Pàmies opta por la sencillez, la calidad y la precisión. Aunque, en los cuentos Como dos gotas de agua y Ficción esta extrema concisión y economía, hace que el tono se vuelva a veces monótono y uniforme, y que el lector no consiga despertar una sed de interés por los temas diarios que el autor nos quiere hacer entender.

No obstante, Si te comes un limón sin hacer muecas son, en general, relatos deliciosos, originales y muy intensos. Pàmies tiene una gran habilidad para plantear situaciones complejas en muy pocas líneas, donde caben reflexiones implícitas sobre las condiciones humanas. Es decir, que como hubiera hecho Lafontaine, Pàmies se inspira de los hombres a partir de situaciones cotidianas, donde cada uno puede identificarse.

miércoles, 18 de abril de 2007

¡Estoy de huelga!

Ya no pienso volver a coger nunca jamás los trenes de cercanías de Barcelona. Por mucho que me reciten la célebre frase “nunca digas de esta agua no beberé”, os prometo que haré lo posible para no seguir alimentando dicho monstruo que lo único que hace es tratar a los ciudadanos como perros. No obstante, lo más vergonzoso no es que nos traten mal, sino que nosotros volvamos a ir, día tras día, sin hacer ningún esfuerzo para que alguien arregle este problemón de una vez por todas.

Toda Cataluña y parte de España ya se habrá enterado que los usuarios asiduos a dichos servicios sufren, día sí y día también, retrasos, averías y sobretodo ausencia de información. Pero sinceramente, toda esta polémica que pulula por el aire sobre quién se hace cargo de los servicios de cercanías y quién no, a mí me da completamente igual. Lo único que debemos reivindicar los usuarios del servicio es que queremos que estos funcionen correctamente, ni más ni menos. No creo que esto sea el fin del mundo, ya que paradójicamente, por otro lado tenemos los ferrocarriles de la Generalitat (FGC) que funcionan de maravilla.

Entonces, os planteo una pregunta donde creo que se encuentra la respuesta al por qué del malestar, es decir, que siempre estamos igual: ¿será coincidencia que la ruta de los Ferrocarriles sea la zona alta de Barcelona y sus alrededores, y que la ruta del Cercanías pertenezca a las zonas de menor capacidad administrativa?